Siempre para bien

Siempre para bien

Siempre para bien. Sucedía en cierto lugar que un rey al oír que en las cercanías de su reinado se encontraba un gran sabio, este envió a sus soldados para que lo trajesen ante él y así de esa manera convertirlo en su consejero permanente. El rey siempre lo llevaba consigo para consultarle sobre todos los acontecimientos que iban sucediendo en su reino a través del tiempo. El sabio siempre tenía un consejo principal que decía: “Todo lo que sucede es siempre para bien”. El rey, con el paso de poco tiempo se fue cansando de oír una y otra vez la misma cosa.

Al soberano le encantaba mucho la caza. Cierto día se encontraba cazando y en un descuido se pegó un tiro en el pié. Muy dolido el rey se acercó a su consejero, quien se encontraba siempre muy cerca de él, y así le pidió su opinión al respecto de lo que le había sucedido. El consejero lo miró y como siempre le dijo: “Todo lo que sucede es siempre para bien”.

Su majestad, presa de su dolor y con una cuota de indignación llamó a sus soldados y ordenó que al consejero lo llevaran a prisión.

Al anochecer el soberano se llegó hasta la cárcel para observar a su consejero y además para preguntarle que es lo que estaba sintiendo al estar en la prisión. Como era habitual, el consejero respondió: “Todo lo que sucede es siempre para bien”. Al volver a escuchar estas palabras el rey se sulfuró más y decidió que permaneciera en prisión su gran consejero.

Ya pasado un mes, nuevamente el rey salió de caza. Este fue adelantándose de las personas que lo acompañaban y al encontrarse solo, una tribu hostil lo capturó. Los indígenas lo trasladaron a su tribu y allí para los dioses sería este sacrificado. Estos nativos tenían sus tradiciones y una de ellas era que ofrendas solamente perfectas serían aceptables para los dioses y en esta situación el soberano era un excepcional espécimen.

Al día siguiente, se reunieron todos los indígenas y decidieron llevarlo para el sacrificio. Luego de revisarlo se encontraron con la cicatriz en el pié del rey, por lo tanto fue rechazado para ser sacrificado. Los nativos tomaron la decisión de soltarlo y su majestad salió corriendo hacia su reinado. En el camino se dio cuenta de lo que su consejero siempre le decía: “Todo lo que sucede es siempre para bien”.

El soberano al llegar liberó a su consejero y éste al sentir sus aventuras se alegró mucho porque de permanecer al lado del rey hubiese sido él al que hubieran sacrificado, puesto que carecía de imperfecciones.

Moraleja: En la vida no hay accidentes, coincidencias o buena o mala suerte. Todo aquello que nos sucede tiene un porqué y generalmente ocurre para el bien de todos. Alguien dijo: “lo que no me mata me fortalece”. Como así también: “No hay mal que por bien no venga”. Siempre para bien

Debemos enfocarnos siempre en lo bueno, en lo positivo y eso será lo que nos sucederá en nuestras vidas, atraeremos el bien.

Obtenido de Thomas Michael Powell

Siempre para bien

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