Una Leyenda Japonesa

 Una Leyenda Japonesa

Una Leyenda Japonesa

Una Leyenda Japonesa. Era una vez un Gran Samurai que vivía cerca de Tokio.
Aunque Viejo, se dedicaba a enseñar el arte zen a los jóvenes.

A pesar de su edad, corría la leyenda de que aún era capaz de derrotar cualquier adversario. Una Leyenda Japonesa

Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos apareció por allí.

Quería derrotar al Samurai y aumentar su fama.

El viejo aceptó el desafío y el joven comenzó a insultarlo. Pateó algunas piedras hacia él, escupió en su rostro, gritó insultos, ofendió a sus ancestros, etc… Una Leyenda Japonesa

Durante horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo permaneció impasible.

Al final del día, sintiéndose ya exhausto y humillado, el guerrero se retiró. Y los alumnos, sorprendidos, preguntaron al maestro como pudo él soportar tanta indignación.

- Si alguien llega hasta ustedes con un presente, y ustedes no lo aceptan, ¿A quién pertenece el presente? Una LeyendaJaponesa

- A quien intentó entregarlo, respondió uno de los discípulos.

– Lo mismo vale para la injuria, la rabia, la calumnia y los insultos. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los traía consigo. Una Leyenda Japonesa


* MORALEJA*
Tu paz interior depende exclusivamente de ti.
Las personas no pueden quitarte la calma.
Solo que tú lo permitas.

Una Leyenda Japonesa


Pedro y el ladrillo

 Pedro y el ladrillo
Pedro y el ladrillo

Pedro y el ladrillo. Pedro se dirigía a gran velocidad hacia la ciudad en su flamante Jaguar azul, dado que si no lo hacía de  prisa llegaría tarde a su trabajo diario.

Su nuevo Jaguar azul brillante era una de sus más preciadas posesiones que había logrado; de pronto siente un fuerte golpe en la puerta trasera… Pedro y el ladrillo

Pedro frenó rápidamente e inmediatamente hizo marcha atrás dirigiéndose hacia el lugar donde había escuchado el golpe sobre la puerta de su vehículo.

Se bajó enfurecido del automóvil  y vio a un niño sentado en el piso; lo agarró, lo sacudió y le gritó muy enojado: ¿Pero qué carajo estás haciendo? ¡Te va a costar muy caro lo que le hiciste a mi auto! ¿Por qué me tiraste ese ladrillo? Pedro y el ladrillo

El niño llorando, le contestó: - ¡Lo siento, señor, pero no sabía qué hacer,  mi hermano se cayó de su silla de ruedas y está lastimado, y no lo puedo levantar yo solo. Nadie quería detenerse a ayudarme! -

Pedro sintió un nudo en la garganta, fue a levantar al joven, lo sentó en su silla de ruedas, y lo revisó. Vio que sus raspaduras eran menores, y que no estaba en peligro. Pedro y el ladrillo

Mientras el pequeño de siete años empujaba a su hermano en la silla de ruedas hacia su casa, Pedro  caminó lentamente a su brillante Jaguar azul, pensando…

Moraleja:
Pedro nunca llevó a reparar el auto, dejó la puerta como estaba, para hacerle recordar que no debía ir a través de la vida tan rápido como para que alguien tenga que tirarle un ladrillo para llamar su atención…


Pedro y el ladrillo