¿QUÉ ES LA FELICIDAD?


Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad es un tesoro.

A partir de aquel momento empezó a buscarla.

Primero se aventuró por el placer y por lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.

En un recodo del camino vio un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida".

Aquel hombre cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo:" Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencias, de saber y de vida con las personas que me rodean".

Y aquel buscador infatigable de la felicidad, al final de sus días encontró en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo para servir, el tesoro que tanto había deseado. Comprendió que para ser feliz se necesita amar, aceptar la vida como viene, disfrutar de lo pequeño y de lo grande, conocerse a sí mismo y aceptarse como se es, sentirse querido y valorado, querer y valorar a los demás, tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar. Entendió que la felicidad brota en el corazón, que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.

VERDADERO AMOR


Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.

Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.

No, me dijo. Ella ya no sabe quién soy. Hace casi cinco años que no me reconoce.

Entonces le pregunté extrañado: y, si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo:

"Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella".

LA VIDA ES UN CAMINO


Había una vez un hombre que iba de una ciudad a otra muy distante. A medida que caminaba se encontraba con cruces de caminos, y debía seguir el adecuado para llegar a su destino. Durante el viaje se encontró a los más variados personajes. Uno de estos personajes, simplemente, viajaba por viajar, nunca se preocupaba por saber que camino cogía o hacia dónde se dirigía.

Otro, quería ir a una ciudad determinada, pero en cuanto llegaba a un pueblo se entretenía en los mercados y puestos ambulantes y retrasaba su viaje, así que nunca llegó a su destino.

Otro, en cuanto llegaba al cruce de caminos nunca sabía qué camino debía seguir y era tan tímido que no se atrevía a preguntar a los que pasaban por dónde debía ir a la ciudad. Tampoco éste llegó, a donde debía ir.

Nuestro personaje, en cambio, y muchos otros, sí que llegaron a sus ciudades. A veces no era fácil y se perdían pero no se desanimaban, retrocedían y en poco tiempo volvían a estar en el buen camino. Al final llegaban alegres y contentos a sus ciudades, donde les esperaban sus familiares y amigos.

Nuestra vida es muy parecida a la de estos viajeros. Todos estamos llamados a ser algo importante para los demás y nuestra vida es el camino para llegar a esa meta.

Tú, ¿ ya sabes el tuyo?

ENVEJECER ES OBLIGATORIO, MADURAR ES OPCIONAL


El primer día en la universidad nuestro profesor se presentó y nos pidió que procuráramos llegar a conocer a alguien a quien no conociéramos todavía. Me puse de pie y miré a mí alrededor, cuando una mano me tocó suavemente el hombro. Me di la vuelta y me encontré con una viejita arrugada cuya sonrisa le alumbraba todo su ser. 'Hola, buen mozo. Me llamo Rose. Tengo ochenta y siete años. ¿Te puedo dar un abrazo?
Me reí y le contesté con entusiasmo: '¡Claro que puede!' Ella me dio un abrazo muy fuerte.
Por qué está usted en la universidad a una edad tan temprana, tan inocente?, le pregunté. Riéndose contestó: 'Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener unos dos hijos, y luego jubilarme y
viajar.'
'Se lo digo en serio', le dije. Quería saber qué le había motivado a ella a afrontar ese desafío a su edad.
'¡Siempre soñé con tener una educación universitaria y ahora la voy a tener!', me dijo. Después de clases caminamos al edificio de la asociación de estudiantes y compartimos un batido de chocolate. Nos hicimos amigos enseguida. Todos los días durante los tres meses siguientes salíamos juntos de la clase y hablábamos sin parar. Me fascinaba escuchar a esta "máquina del tiempo".
Ella compartía su sabiduría y experiencia conmigo. Durante ese año, Rose se hizo muy popular en la universidad; hacía amistades a donde iba. Le encantaba vestirse bien y se deleitaba con la atención que recibía de los demás estudiantes. Se lo estaba pasando de maravilla. Al terminar el semestre le invitamos a Rose a hablar en nuestro banquete de fútbol.
No olvidaré nunca lo que ella nos enseñó en esa oportunidad. Luego de ser presentada, subió al podio. Cuando comenzó a pronunciar el discurso que había preparado de antemano, se le cayeron al suelo las tarjetas donde tenía los apuntes.
Frustrada y un poco avergonzada se inclinó sobre el micrófono y dijo simplemente, 'disculpen que esté tan nerviosa. Dejé de tomar cerveza por cuaresma y ¡este whisky me está matando!'
'No voy a poder volver a poner mi discurso en orden, así que permítanme simplemente decirles lo que sé.' Mientras nos reíamos, ella se aclaró la garganta y comenzó: 'No dejamos de jugar porque estamos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar. Hay sólo cuatro secretos para mantenerse joven, ser feliz y triunfar.'
'Tenemos que reír y encontrar el buen humor todos los días.'
'Tenemos que tener un ideal. Cuando perdemos de vista nuestro ideal, comenzamos a morir. ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo saben!'
'Hay una gran diferencia entre ponerse viejo y madurar. Si ustedes tienen diecinueve años y se quedan en la cama un año entero sin hacer nada productivo se convertirán en personas de veinte años. Si yo
tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año sin hacer nada tendré ochenta y ocho años.
Todos podemos envejecer. No se requiere talento ni habilidad para ello. Lo importante es que maduremos encontrando siempre la oportunidad en el cambio.
No me arrepiento de nada. Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos sino de lo que no hicimos. Los únicos que temen la muerte son los que tienen remordimientos.
Terminó su discurso cantando 'La Rosa'. Nos pidió que estudiáramos la letra de la canción y la pusiéramos en práctica en nuestra vida diaria.
Rose terminó sus estudios. Una semana después de la graduación, Rose murió tranquilamente mientras dormía. Más de dos mil estudiantes universitarios asistieron a las honras fúnebres para rendir tributo a la maravillosa mujer que les enseñó con su ejemplo que nunca es demasiado tarde para llegar a ser todo lo que se puede ser.

"No olviden que ENVEJECER ES OBLIGATORIO; MADURAR ES OPCIONAL."