LA ANTIGUA VASIJA DE CERÁMICA


Contaba el Maestro en cierta ocasión la historia de una antigua vasija de cerámica de valor inestimable por lo que había pagado una fortuna en una subasta pública. La vasija había sido usada durante años por un mendigo que acabó sus días en la miseria, totalmente ignorante del valor de aquel objeto con el que había pedido limosna.

Cuando un discípulo preguntó al Maestro qué representaba aquella vasija, el Maestro le dijo: "A ti mismo".

El discípulo le pidió que se explicara, y el Maestro prosiguió: "Tú centras toda tu atención en el insignificante conocimiento que adquieres de los libros y de los maestros. Sería mejor que le prestaras más atención a la vasija en la que lo guardas".

LOS SEIS PODERES


El libro anónimo que data de 1742 narra en forma amena la historia de un hombre que desde niño lucha por sobrevivir, y ya de anciano, resume ésta batalla en lo que él llama sus seis poderes, que le ayudaron a conquistar tempestades y a disfrutar amaneceres.

1. No te ciegues por el entusiasmo, o por el miedo. Como buen marinero, piensa en el futuro, no dejes lo que has cultivado con tanto esmero por simple entusiasmo o temor momentáneo.

2. La suerte es caprichosa: Hay que buscarla, conquistarla, domarla, y después retenerla con cuidados y detalles. En otras palabras las oportunidades hay que buscarlas sin desfallecer para luego aprovecharlas. Siempre hay oportunidades para quien no se rinde. La persistencia inteligente atrae a la buena suerte.

3. El infortunio no existe sino en la tumba. Mientras tengas vida puedes elegir los caminos que desees. Es más fácil decidir ir cuesta abajo y después culpar al infortunio. Es más fácil dejarse llevar por el rencor o la amargura y después culpar a la vida. La fortuna está en la capacidad de elegir lo que a la larga verdaderamente es lo mejor para tu vida.

4. Tus compañeros te influencian sin que te des cuenta. Si eliges compañeros quejumbrosos y criticones te convertirás en uno de ellos. Si buscas quienes te compadezcan, olvidarás tu poder y tu fuerza y, por lo tanto, perderás la esperanza. Si en cambio eliges a los industriosos y optimistas, no te darán el elogio fácil, porque creerán más en tus resultados que en tus palabras, y, con el tiempo crecerán tu poder y tu fe en tus propios sueños.

5. Nunca dejes que tu imaginación se enferme. En la vida, y especialmente en los momentos difíciles, nuestra imaginación nos puede ayudar a salir adelante, o también a hundirnos. Depende de cómo la usemos. Si visualizas lo peor y lo doloroso, lo encontrarás. Enfócate más bien en lo que quieres, con intensidad y seguridad, y tu imaginación, como un mago a tu servicio, te ayudará a encontrar el camino.

6. Estamos habitados por dos entidades. En todo momento podemos elegir pensamientos positivos o pensamientos negativos: Emociones agradables o dolorosas; hacernos la vida más fácil o más complicada. Tú eres el amo de esas entidades y decides cuando expresar cada una de ellas.

SOLO QUIERO AIRE


El joven llevaba un tiempo reflexionando sobre el sentido de su vida. Y, para su desconcierto, barajaba múltiples posibilidades sin que destacase ninguna. Un día se decidió por ir a ver a un reputado y sabio maestro y pedirle consejo:
Señor, ¿qué debo hacer para conseguir lo que quiero?, le preguntó.

El sabio no contestó. El joven después de repetir su pregunta varias veces con el mismo resultado se marchó y volvió al día siguiente con la misma demanda. No obtuvo ninguna respuesta y entonces volvió por tercera vez y repitió su pregunta:
¿Qué debo hacer para conseguir lo que quiero, Señor?

El sabio le dijo: Ven conmigo.

Y se dirigieron a un río cercano. Entró en el agua llevando al joven de la mano y cuando alcanzaron cierta profundidad el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua y pese a los esfuerzos del joven por desasirse de él, allí
lo mantuvo hasta casi ahogarlo.

Al fin lo dejó salir y el joven respiró recuperando su aliento. Entonces le preguntó el sabio: Cuando estabas bajo el agua,¿qué era lo que más deseabas?

Sin vacilar contestó el joven: Aire, quería aire.

¿No hubieras preferido mejor riquezas, comodidad, placeres, poder o amor?

No, señor, deseaba aire, necesitaba aire y sólo aire -fue su inmediata respuesta sin vacilación.

Entonces, le contestó el sabio, para conseguir lo que tú quieres debes quererlo con la misma intensidad que necesitabas el aire, debes luchar centrándote en ello y excluir todo lo demás. Debe ser tu única aspiración día y noche. Si tienes ese fervor, conseguirás sin duda cualquier cosa que anheles.