Un discípulo se encontraba junto a su maestro y no tardó en preguntarle:
... Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto?, porque resulta que hay personas que hablan demasiado, algunas son ignorantes. Otras son indiferentes. Siento mucho odio por aquellas que mienten y sufro con aquellas que blasfeman.
- ¡Bien, debes vivir como las flores!, le dijo el maestro.
- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.
- Fíjate y pon mucha atención a esas flores, continuó el maestro, mostrándole unos lirios que crecían en el jardín.
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Obtienen
del abono maloliente todo lo que les es útil y saludable, pero no
dejan que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que
los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos mismos y
no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para preocuparse... Entrénate en la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma
la vida de los demás haciendo el bien.
Esa es la manera de vivir como las flores.
2 comentarios:
Quisiera incluir este cuento en un libro de reflexion que estoy escribiendo. Cómo se puede obtener autorización?
Hermoso
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