Remero sin estudios

Remero sin estudios

Remero sin estudios. En cierta barca que cruzaba el Mar Mediterráneo, transitaban diferentes estudiosos que hacían gala cada uno de lo que dominaban de su área de conocimiento en cierto asunto, el remero proseguía remando, en tanto que sus ocupantes seguían discutiendo cada uno de lo que sabía, en cierto instante al advertir que entre sí nadie de ellos era doblado por los conocimientos del otro, la comenzaron con quien sería el más adecuado para abusarse de sus escasos conocimientos referente a la cultura…

El intelectual preguntó al citado operario de la barca.

¿Qué sabes tú de la producción del pensamiento después que examinas las actividades de la persona en bien de la asociación?

El remero manifestó: no, no estoy al tanto de nada de eso señor. Remero sin estudios

El sabio respondió: tú por no estar al tanto de nada de filosofía tienes perdido el veinte por ciento de tu vida. El intelectual vanidoso de su capacidad en lo que se refiere a los astros, sus tamaños, su lejanía y cálculos de fuerza y fortaleza, interrogó: ¿cuántos soles se hallan en el cosmos, similar al nuestro?, ¿lo sabes?

El sumiso remero respondió; a excepción del que me resguarda la mayoría de los días no sé cuántos más existan señor. El intelectual insistió has perdido el treinta por ciento de tu vida.

Tomando provecho de la tosquedad del remero, un doctor preguntó: ¿qué sabes tú de derecho y letras de las naciones para defender a sus pobladores y sancionar a los facinerosos? Remero sin estudios

El consultado contestó: lo que yo sé es tremendamente escaso, lo que se es que nos debemos considerar unos a otros, los bienes... al instante el doctor interrumpió: lo que tú sabes es terriblemente escaso y sabes, tú has perdido bastante más del treinta por ciento de tu historia.

El paseo proseguían y una lluvia se acercaba, al corto tiempo la barca estaba hundiéndose, fue cuando el remero preguntó, ¿saben ustedes nadar?

La mayoría respondió de manera negativa y él replicó: saben una cosa... han perdido el cien por ciento de sus vidas y yo tengo que bracear. Remero sin estudios

“El saber se halla vanidoso por saber más.

La humildad se halla feliz por no saber más" sirve más saber lo justo respecto a todo que saber todo referente a una sola cosa.

El Maestro expresa: No es a través de la inteligencia como se obtiene el Ser: el pensamiento no puede entender al intelectual y el conocimiento sabio no tiene nada que ver con la sabiduría. Remero sin estudios

Numerosas veces nos educamos y asimilamos exageradas cosas, y pero nos olvidamos de lo primordial.

Remero sin estudios

Vivir la vida

Vivir la vida

Vivir la vida. Generalmente nos conformamos en lugar de tomar riesgos, sin ponernos a pensar que cada día que va pasando, ya no volverá.

Como nada se encuentra escrito, tampoco nada es imposible, ni siquiera posible… dependerá todo de nuestra misma voluntad, de esa energía que nos brota desde el interior, cuando digo desde el interior significa que puedo enfrentar todo reto.

Cuando estamos decididos, cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, siempre tenemos el poder para obtenerlo. Vivir la vida

No existe obstáculo capaz de imponerse, si lo deseamos conseguiremos llegar más lejos, si lo deseamos conseguiremos llegar más alto, podemos hacer lo que sea si nosotros mismos lo queremos, sólo debemos proponérnoslo…

Es algo muy hermoso la vida, siempre y cuando uno la haga a su manera, no dejando que nada ni nadie opine por ti, que se entrometa en tus cosa queriendo intentar arreglarlas.

Jamás permitas que nadie te arruine la vida. Existe una sola vida, hay que vivirla paso a paso y no dejar de hacer nada, posiblemente te arrepientas y será demasiado tarde cuando te des cuenta de ello. Vivir la vida

Nunca renuncies a vivir los sueños y las ilusiones, la vida no tiene sentido sin ellos. Siempre debes ir de frente y sin vueltas ante las diferentes situaciones…

No debes confiar en toda la gente que te rodea, muchas veces uno piensa que es la mejor persona del mundo y es un verdadero enemigo en realidad.

Siempre debes de andar con la verdad, por más que sea dolorosa, de todas maneras, que una mentira valdrá mucho más. Vivir la vida

Nunca debes dejar de recordar esto: si en algún momento te sientes solo y el llanto te atrapa, déjalo, eso te ayudará a desahogarte en muchas ocasiones. Frente a cualquier problema, no abandones por temor a enfrentarlo y de ningún modo debes olvidar lo siguiente:

“Debemos luchar como si fuésemos a vivir siempre y vivamos comos si fuéramos a morir el día de mañana”.

Vivir la vida

Historia de la cebolla

Historia de la cebolla

Historia de la cebolla. En una nación asiática, donde suceden tantas cosas preciosas y se fantasea despierto, había una huerta que creaba las complacencias de vecinos y peregrinos.

Las cebollas son verduras inmensamente valoradas por la persona a causa. de las combinadas aplicaciones que poseen para hacer más agraciada la vida. Ellas, humildes y sencillas, almacenan el secreto en su núcleo.

Las cebollas, seguidas de otras verduras tupidas y frescas, crecían en la huerta en donde los árboles frutales, con sus frutos límpidos y atenuados abrían el hambre al más sensato nazareno. Los vegetales que se desarrollaban abiertamente revestían la huerta, al tiempo que atesoraban su frescura. Los pajarillos con sus gorjeos colocaban la nota-clave para mejorar la compatibilidad del valle. Historia de la cebolla

Imprevistamente comenzaron a brotar cebollas exclusivas, cada una de una tonalidad, de una notoriedad y de unos brillos particulares.

Cerca de tan insólito cambio de las cebollas, los científicos se importaron por adivinar el secreto; y sus persistentes tareas dieron con él. Toda cebolla poseía en su núcleo una piedra admirable, origen de sus sugestivos y brillantes matices.

No se admitió esta vanidad de las cebollas. Se discurrió con la incompatibilidad, la afectación, la timidez de emergerse del común de las cebollas e incluso con variados riesgos. Historia de la cebolla

Las nobles cebollas debieron abandonar a su atractiva decoración.

Pasó por aquel lugar un ilustrado, era un ecologista, que conocía muy correctamente el idioma de las cebollas y habló con ellas. A todas les formulaba la misma duda.

¿Por qué escondes bajo numerosas capas lo más hermoso de tu ser?

Me han obligado a esta dureza. Comencé a colocar una capa, no la consideraba suficiente, coloqué la siguiente, asimismo no quedaba segura, puse la tercera, me pareció acertado el método y de esa manera fui sobreponiendo capas. Historia de la cebolla

Ciertas cebollas, las más retraídas, llegaron a tapar su núcleo hasta con 10 capas. Casi habían perdido la memoria de su apariencia antigua.

El sabio se lanzó a sollozar. La gente pensó que sollozar cerca de una cebolla a quien descubrimos el núcleo es de una emotividad admirable.

Así proseguiremos las personas, dejando caer las esferitas de nuestros ojos ante las cebollas, después que apartemos sus defensoras capas.

Historia de la cebolla

Asamblea en la carpintería

Asamblea en la carpintería

Asamblea en la carpintería. Dicen que en la ebanistería hubo una vez una extraña junta.

Fue una concentración de herramientas para armonizar sus discrepancias.

El Martillo fue designado Dirigente de Discusiones, pero la junta le manifestó que tenía que desistir: El fundamento, ¡hacía excesivo bullicio! Y se la pasaba el tiempo golpeando. El Martillo admitió la falta, sin embargo solicitó que además fuese eliminado El Tornillo, manifestó que había que suministrarle numerosas rotaciones para que sirviera de algo.

Tras el ataque El Tornillo admitió también, no obstante a su vez solicitó la expulsión del Papel de Lija. Hizo notar que era inmensamente rugosa en el trato y constantemente poseía roces con los demás. Asamblea en la carpintería

También La Lija estuvo de conformidad, a condición de que fuera desalojado El Metro que constantemente se la pasaba midiendo a los otros mediante su medida, como si fuese el típico superior.

En ese instante ingresó el ebanista, se puso el guardapolvo e inició su actividad. Manejó El Martillo, El Papel de Lija, El Metro, y al Tornillo. Por último, la rústica madera originaria se convirtió en un hermoso guardarropa.

Cuando la ebanistería estuvo de nuevo solitaria, la junta restableció su discusión, fue en tal ocasión cuando tomó la voz el Serrucho y manifestó: Señores ha quedado aclarado que poseemos fallas, sin embargo el ebanista trabaja con nuestras cualidades. Asamblea en la carpintería

Eso nos hace meritorios. A fin de que no cavilemos ya en nuestros lados malos y centralicémonos en los beneficios de nuestros lados buenos.

La junta halló por consiguiente que El Martillo era robusto, El Tornillo ensamblaba y ofrecía vigor, La Lija era exclusiva para afinar y suavizar asperezas y observaron que El Metro era exacto y preciso.

Se consideraron por consiguiente un conjunto apto de originar muebles de particularidad. Se consideraron orgullosos de sus fortificaciones y de hacer juntos.
Sucede lo idéntico con los seres humanos. Observen y lo evidenciarán. Asamblea en la carpintería

Cuando en una compañía el personal busca a menudo fallas en los otros, la situación se torna tirante y negativa.

Por el contrario, al tratar con franqueza de aceptar los lados fuertes de los otros, es cuando prosperan los excelentes beneficios humanos.

Es cómodo hallar fallas, cualquier necio consigue hacerlo. No obstante hallar cualidades, eso es para los espíritus sobresalientes que son aptos de inspirar la mayoría de los triunfos humanos.

Asamblea en la carpintería

Maestro y alumno

Maestro y alumno

Maestro y alumno. Un día de verano al terminar la clase, en un momento en que el profesor se encontraba organizando algunos documentos sobre su mesa de trabajo, uno de sus alumnos se le acercó y le dijo en una manera desafiante:

“Maestro, me encuentro muy alegre por haber terminado con sus clases, y además porque ya no tendré que oír más sus tonteras. Ya descansaré de ver su aburrida cara”.

Erguido estaba el alumno, con cierta arrogancia, esperando a que el profesor reaccionara descontrolado y ofendido. Maestro y alumno

El maestro por un instante observó al alumno y de manera muy pasible le hizo una pregunta:

“Si alguna persona te ofreciera algo que no quieres, tu ¿lo recibirías?”

Dado a la calidez de la sorpresiva pregunta, el alumno quedó con cierta confusión.

Nuevamente el muchacho contestó en tono despectivo “¡Por supuesto que no!”

“Bien”, continuó el maestro. “Si alguna persona trata de ofenderme o me dice algo que no es agradable, me está ofreciendo algo, en cierta situación es una emoción de rencor y rabia que mi decisión puede ser de no aceptarla”. Maestro y alumno

Confundido el muchacho, dijo: “No comprendo a que se refiere”

“Es algo muy simple” comentó el maestro. “En este momento tu me estás ofreciendo desprecio y rabia, y, en este caso si yo me pusiese furioso por sentirme ofendido estaría asintiendo tu regalo. Pero, mi querido alumno, la verdad es que prefiero mi propia serenidad obsequiarme”. Maestro y alumno

En tono gentil terminó el profesor diciendo: “Muchacho, tu bronca pasará, solo trata de no dejarla conmigo ya que no me interesa en lo más mínimo. Controlar lo que tu llevas dentro de tu corazón yo no puedo, pero lo que yo cargo en el mío de mí sí depende”.

Maestro y alumno

El vuelo del halcón

Vuelo del halcón

Vuelo del halcón. Un monarca obtuvo como regalo 2 pequeños halcones y los confirió a el experto en cetrería para que los adiestrara.

Pasado algunos períodos, el experto le manifestó a el soberano que 1 de las aves rapaces estaba correctamente, no obstante al otro, no sabía que le ocurría puesto que no se había movido de la rama en donde lo dejó, desde el día que vino.

El monarca dispuso llamar a brujos y curadores para que observaran al ave rapaz, sin embargo ninguno logró hacerlo lanzar.

Al día siguiente el soberano dispuso notificar a su poblado que entregaría una gratificación al individuo que lograra hacer volar al ave. Vuelo del halcón
Al siguiente día, vio al halcón sobrevolando avivadamente por los campos. El monarca le voceó a su corte:
-Tráiganme al ejecutor de este fenómeno.

Su corte le trajo a un sumiso labrador. El monarca le indagó:
-¿Tú has hecho lanzar al ave rapaz? ¿Cómo lo has hecho? ¿Eres sino un mago?

Encogido el labrador le manifestó al soberano:
-Fue muy fácil, mi Rey, sólo seccioné la rama y el cernícalo se elevó, él mismo se dio cuenta de que poseía alas y se soltó a volar. Vuelo del halcón

¿Tu sabes que posees alas? ¿Tu sabes que puedes volar? ¿A qué te estás agarrando? ¿De qué no te logras librar?

No podrás encontrar otros mares salvo que poseas las agallas para volar.

Habitamos en el interior de una zona de confort, en aquel lugar están nuestros miedos, nuestros esfuerzos y nuestras restricciones. En esa franja rige nuestro pasado y nuestra tradición, y por lo general pensamos que es nuestro exclusivo sitio y forma de vivir.

Poseemos sueños, ambicionamos resultados sin embargo no vivimos preparados a correr peligros, nos conformamos con lo que poseemos, pensamos que es lo único y factible y aprendemos a vivir a partir de la resignación. Vuelo del halcón

El liderazgo es la facultad que conseguimos alcanzar cuando vivimos preparados a correr peligros, cuando aprendemos a transitar en la cuerda floja, cuando vivimos dispuestos a alzar la vara que evalúa nuestra capacidad.

Un genuino guía posee:
- Coraje para tomar decisiones difíciles.

- Seguridad en sí mismo para permanecer sólo.

- Ternura suficiente para escuchar las miserias de los demás.

- Audacia, para transitar hacia nuevos horizontes con pasión

La persona no busca ser un cabecilla, se convierte en uno de ellos por la aptitud de sus actividades y la moralidad de sus tentativas.

Los líderes son como las aves rapaces, no sobrevuelan en multitudes, los hallas cada tanto y sobrevolando alto.

Vuelo del halcón

Las dos caras

Las dos caras

Las dos caras. La aldea de los Humildes estaba en el lado maldito de la islilla de las 2 partes. Los 2 sitios, divididos por un enorme abismo, eran como la oscuridad y el sol. El flanco generoso habitaba bañado por arroyos y repleto de arboledas, flores, aves y alimento fácil y cuantioso, en tanto que en el flanco maldito, sin apenas bebida ni verdes, se aglomeraban las alimañas insaciables. Los Humildes poseían la adversidad de habitar en aquel lugar desde siempre, sin que hubiese manera de atravesar. Su vida estaba cruel y difícil: al punto que poseían comestible y agua para todos y estaban constantemente horrorizados por las bestias, que regularmente engullían a alguno de los miembros de la familia.

La historia narraba que unos de sus antepasados habían logrado atravesar con la insuperable asistencia de un madero extensísimo, no obstante hacía muchos años que no crecía una planta lo adecuadamente resistente como para atravesar hacia el otro flanco de la islilla, que escasos Humildes creían que aquello fuese realizable, y se habían habituado a su difícil y renunciada vida, pasando apetito y soñando con no terminar como comida de cierta bestia muerta de hambre. Las dos caras

Sin embargo quiso la creación que justamente cercano al borde del abismo que dividía las 2 partes de la islilla, prosperara una planta delgada, sin embargo robusta con la que pudiesen atravesar a la otra islilla. La expectativa fue grande y no hubo problemas al seleccionar a los dichosos que sabrían manipularlas: el poderoso jefe y el brujo.

No obstante cuando estos obtuvieron la oportunidad de propinar el brinco, sintieron tanto temor que no se aventuraron a hacerlo: pensaron que el madero podría romperse, o que no era bastantemente extenso, o que algo surgiría mal durante el brinco... y proporcionaron tanta historia a tales pensamientos que su temor les llevó a vencerse. Y después que se vieron así, recapacitando que podrían ser cosa de bromas y comentarios, resolvieron crear antiguas leyendas y cuentos de saltos malogrados y tentativas malogradas de alcanzar el otro flanco. Y tanto las relataron y las dilataron, que no había Humilde que no supiese de la imprevisión y desatino que supondría tan por lo menos experimentar el brinco. Y en aquel lugar permanecieron los palos, a disponibilidad para quien pretendiera utilizarlos, en cierto modo renunciados por todos, puesto que agarrar uno de tales palos se había transformado, a fuerza de remacharlo, en lo más y más inadecuado de un Humilde. Era una ingratitud a los valores de abatimiento y robustez que tanto les diferenciaban. Las dos caras

Sin embargo en aquella aldea surgieron Naru y Ariki, un par de espíritus nuevos que anhelaban en su corazón una historia particular y, alentados por la intensidad de su pasión, resolvieron un día usar las varas. Ninguno se lo imposibilitó, sin embargo todos trataron de desmoralizarlos, persuadiéndolos con 1000 explicaciones de los riesgos del brinco.

- ¿Y si fuese verdad lo que expresan? - se preguntaba el juvenil Naru.

- No hagas caso ¿Por qué platican tanto de un brinco que jamás han realizado? Yo así mismo poseo un poco de temor, no obstante no parece tan difícil -respondía Ariki, continuamente resuelta. Las dos caras

- En cierto modo supongamos sale mal, sería un final terrorífico - continuaba Naru, irresoluto.

- Podría ser que el brinco nos salga mal, y puede que no. En cierto modo permanecer para siempre en este flanco de la islilla nos saldrá mal con seguridad ¿Tu has conocido a alguno que no haya fallecido engullido por las bestias o por el hambre? Ese asimismo es un final terrorífico.

- Posees la razón, Ariki. Y si esperáramos mucho, asimismo no poseeríamos las fibras para dar este brinco... Lo realizaremos mañana mismo.

Y al día siguiente, Naru y Ariki brincaron a la parte benigna de la islilla. En tanto que tomaban las varas, en tanto tomaban carrera, mientras apreciaban el impulso, el temor apenas les dejaba inspirar. Después que se elevaban por los aires, desamparados y sin sostenes, creían que algo había salido mal y les esperaba una muerte indudable. Sin embargo después que llegaron al otro flanco de la islilla y se abrazaron venturosos y aturdidos, recapacitaron que no había sido para tanto. Las dos caras

Y entretanto marchaban a encontrar su nueva historia, lograron oír a sus espaldillas, como en un grupo de voces ahogadas expresaban:

- Ha sido casualidad...!

- Yo cavilaba realizarlo próximamente...!

- ¡Qué brinco tan maldito! Si no llega a ser por el madero...

Y entendieron por qué tan contados brincaban, puesto que en la cara cruel de la islilla sólo se escuchaban las voces renunciadas de aquellos individuos sin visiones, colmadas de temor y desaliento, que no brincarían en la vida...

Tenemos que afrontar de prosperar constantemente, sin dejarnos dominar por el temor de aquellos que jamás han probado lo que intentamos. Fundamentalmente considerado para quienes se trazan comenzar algo nuevo.

Todo cambio involucra un riesgo, no obstante no podemos permanecer con los brazos cruzados ni con los pies detenidos percibiendo pasar el tiempo; Tampoco hemos de hacer mucho caso de lo que los terceros expresen; sabemos oírles siempre, si! … no obstante la decisión, la última decisión… constantemente es de nosotros.

Las dos caras

Vencer al miedo

Vencer al miedo

Vencer al miedo. En esta historia se cuenta que había un emperador que era muy temido en toda su comarca. Este vivía en una tierra que siempre permanecía en guerra, por lo tanto tomaba muchos prisioneros y en lugar de matarlos los llevaba hasta un lugar dentro de una sala donde se encontraban varios arqueros de un lado y del otro lugar había una enorme e impresionante puerta de hierro. Sobre esa puerta había figuras grabadas con calaveras llenas de sangre y otros dibujos atemorizantes.

El emperador, en la sala, hacía que todos los prisioneros formaran un círculo y entonces les decía…”A todos ustedes les hablo; les daré la oportunidad de que elijan entre morir traspasados por las flechas de los arqueros o bien irse por esa misteriosa puerta que se encuentra hacia el costado derecho”. Vencer al miedo

La elección de todos los prisioneros fue morir por las flechas de los arqueros antes que cruzar la puerta que tanto atemorizaba.

Luego de mucho tiempo la guerra finalizó y un soldado que siempre se encontraba muy cerca del emperador siempre mantuvo una duda, entonces se acercó al soberano para consultarlo:

“Mi emperador, ante su permiso, ¿puedo realizarle una consulta?”

El emperador le dice:

“Soldado, puedes hacer tu pregunta”.

“He tenido siempre la curiosidad de saber que había del otro lado de esa puerta tan aterradora. ¿Podría usted decirme?”. Vencer al miedo

El soberano le dijo: “Acércate a la puerta, ábrela y tú mismo mira”.

Sigilosamente y con mucho temor el soldado se llegó hasta la misteriosa puerta, tomó de la manija, comenzó a abrirla y a medida que iba empujándola empezó a iluminarse todo el recinto con los rayos del sol que entraban… y, por último, quedó sorprendido porque la puerta daba hacia un enorme camino que le permitiría la libertad a todo aquél que se animara a cruzarla. Vencer al miedo

Ante su admiración, el soldado dirigió su mirada hacia el emperador en el momento en que este le argumentaba:

“Ellos solos debían elegir; esa era la oportunidad que yo les brindaba, pero ante el temor de abrir la puerta misteriosa, preferían ser traspasados por las flechas de mis arqueros”

Por el simple miedo de tomar riesgo en nuestra vida, ¿Cuántas puertas dejamos de abrir frente a diferentes oportunidades?

Tantas veces, por tener miedo de abrir la puerta que nos conduce hacia nuestros sueños, perdemos la libertad y morimos interiormente.

Vencer al miedo

Las cuatro esposas

Las cuatro esposas

Las cuatro esposas. La leyenda nos relata que cierto rey poseía cuatro esposas. Su cuarta esposa era la que más amaba, adornándola con vestiduras ricas, también la consentía con las más finas delicadezas. Lo mejor era siempre para ella.

A su tercera esposa también la amaba y cuando visitaban los reinos vecinos, el soberano, aprovechaba para exhibirla. No obstante, que se fuese con otro siempre era su temor.

Amaba también a su esposa segunda. Esta siempre se mostraba bondadosa, muy paciente y considerada y además era su principal confidente. Ante cada situación en que el rey se encontraba en problemas, para ayudarse a salir de esos momentos difíciles, acudía a su segunda esposa. Las cuatro esposas

Una compañera muy leal, era la primera esposa del rey, habiendo realizado inmensas contribuciones para de esa manera mantener tanto el reino como las riquezas que poseía el rey. No obstante, el monarca no amaba a su esposa primera y aunque ella sí lo amaba intensamente, apenas este se fijaba en ella.

Cierto día el monarca se enfermó, dándose cuenta de que poco tiempo de vida le quedaba. Se puso a pensar sobre toda su vida de lujos y reflexionó: “En este momento poseo conmigo cuatro esposas, pero me encontraré solo cuando muera”. Ante tal pensamiento, se acercó a su cuarta esposa y le preguntó: “Siempre te he querido más que a mis otras esposas, te brindé las mejores vestiduras y con mucho esmero te he cuidado. Ahora que me estoy muriendo, ¿me seguirías y serías mi compañía en estas condiciones?” Lo siento, le respondió la cuarta esposa y sin decir más palabras se retiró del lugar. Ante tal respuesta el rey sintió que su corazón era como si le hubiese traspasado un filoso cuchillo. Las cuatro esposas

Muy triste el soberano fue y le consultó a su esposa tercera:”Siempre te quise, durante toda mi vida. Ahora que me estoy muriendo, ¿me seguirías y serías mi compañía en estas condiciones? Su tercera esposa le respondió con un ¡No!, argumentando que la vida es demasiado buena y que cuando él muriese ella se casaría nuevamente”

El monarca quedó perplejo ante la respuesta de su tercera esposa, tanto que su corazón se estremeció y se puso frío todo su cuerpo.

Luego, acercándose a su segunda esposa, volvió repetir la pregunta: “Cuando he necesitado de tu ayuda en diferentes momentos siempre te encontrabas en este lugar y solo para mi. En el momento en que yo muera, ¿me seguirías y serías mi compañía en estas condiciones?”. Su segunda esposa le contestó, ¡Esta vez no podré ayudarte! “Te pido disculpas pero lo más que yo podría hacer por ti sería enterrarte en tu tumba”. Al escuchar esta respuesta, el rey se sintió desvastado completamente. Las cuatro esposas

Pero de pronto escuchó a alguien que le decía: “Si tu quieres yo iré contigo y te acompañaré adonde tu quieras que vaya”. El monarca sorprendido, volteó la mirada hacia donde provenía esa voz y pudo observar que era de su esposa primera. Ella sufría de desnutrición y se encontraba muy delgada. Muy acongojado, el soberano comentó: “Tendría que haber prestado más atención en ti en todos aquellos instantes en que tenía la posibilidad de hacerlo…”

La verdad que en nuestra vida, la mayoría tenemos cuatro esposas.

Nuestro cuerpo sería la cuarta esposa que poseemos. Poca importancia tendrá el esfuerzo y el tiempo que invirtamos en hacer que se vea bien ante todos, porque cuando vayamos a morir este nos dejará.

Nuestras posesiones, riqueza y condición social vendrían a ser nuestra tercera esposa. En el momento en que nos llegue la muerte, todo eso irá a parar a otras personas. Las cuatro esposas

Los amigos y nuestra familia son nuestra segunda esposa. Todo el apoyo que nos pueden haber brindado en la tierra no tiene importancia, acompañarnos hasta el funeral será lo que más podrán hacer.

Nuestro espíritu vendría a ser nuestra primera esposa, usualmente es ignorado en la búsqueda del poder, los placeres del ego y la fortuna. No obstante, es nuestro espíritu quien estará junto a nosotros en cualquier parte donde vayamos o nos encontremos.

Las cuatro esposas

El rey Arturo

El rey Arturo

El rey Arturo. Sucedió que fue sorprendido y apresado, el rey Arturo, por cierto monarca del vecino reino, en momentos en que se encontraba cazando clandestinamente en sus montes. Este soberano podría haberlo matado al instante, ya que este era el mayor castigo para todos aquellos que infringían las leyes de la propiedad. Al ver la simpatía y juventud de Arturo, el monarca se emocionó, ofreciéndole la libertad, pero con la condición de que dentro del plazo de un año debía encontrar respuesta a una pregunta que este le realizaría.

Su pregunta sería… La mujer, ¿qué es lo que realmente quiere?

A Arturo tal pregunta lo dejaría descolocado, así también como le pasaría a la persona más sabia.

Parecía imposible contestarla, pero sería mejor buscarla antes que morir ahorcado. Entonces volvió a su reino y comenzó a consultarlo con toda la gente del lugar. Consultó a las prostitutas, a la princesa, a los monjes, a la reina, al bufón de la corte y también a los sabios; ninguno de todos los consultados pudo entregarle una convincente respuesta a lo que él estaba buscando. El rey Arturo

Pero a todo esto, la mayoría de las personas le aconsejaba que no dejase de preguntarle a la bruja vieja que tan solo ella podría darle la respuesta que debía conseguir. Como la bruja poseía mucha fama dentro del reino, Arturo debería pagar un precio muy elevado, ya que ésta cobraba muy caro por todos sus trabajos.

Pasó el tiempo y llegó el día en que Arturo tenía que llevar su respuesta al monarca y entonces no tuvo otra alternativa que consultarle a la famosa bruja. Con la condición de que primero el precio aceptara, la hechicera convino en darle una satisfactoria respuesta:

El deseo de la bruja era casarse con Sawain, el mejor amigo de Arturo, y de la Mesa Redonda, el más noble caballero.

Despavorido y horrorizado la miró el joven Arturo, puesto que la bruja poseía un solo diente, era jorobada, muy fea, emanaba olores que daban arcadas, emitía sonidos hediondos; jamás se había encontrado con una persona tan asquerosa e inmunda.

El rey Arturo sintió mucho miedo ante cierta situación de solicitarle a su gran amigo de toda la vida que se adjudicara, por él, esa terrible carga.

Sin embargo, al llegar a oídos de Sawain sobre el propuesto pacto, éste dijo que no sería un excesivo sacrificio a cambio de la preservación de la Mesa Redonda y de la vida de su compañero.

Fue anunciado el casamiento y con infernal sabiduría dijo la hechicera:

… Realmente lo que la mujer quiere es… de su propia vida, ser la soberana!!!

Se supo al momento que la bruja una gran verdad había dicho y por lo tanto el joven rey Arturo se encontraría a salvo ante la respuesta que debía llevarle al monarca. El mismo vecino soberano al escuchar la respuesta le devolvió la libertad que había prometido. El rey Arturo

Fue un casamiento muy menudo, donde asistieron todos los de la corte a pleno, pero nadie se sintió más desdichado por la angustia de lo que le pidió a su amigo que el mismo Arturo. Se mostró muy agradable Sawain, educado y galán. La hechicera, de sus peores modales hizo gala, sin utilizar los cubiertos tragó la comida directamente del plato, entre ruidos y espantosos olores.

Luego, la noche de bodas llegó…

Estando preparado Sawain para ir a la cama y esperando a que su nueva esposa se juntara con él, la bruja apareció como la doncella más hermosa que todo caballero desearía encontrar…

Quedándose boquiabierto Sawain preguntó que es lo que había pasado. La bruja le dijo, que como había sido muy amable con ella, se presentaría la mitad del día con su horrible aspecto y con su aspecto atractivo la otra mitad del día.

Ella le preguntó ¿cuál te gustaría para la noche y cuál para el día? El rey Arturo

Sawain se puso a preguntarse a sí mismo ante ese interrogatorio tan cruel…

¿Prefería durante el día tener a una adorable joven y así mostrarla a sus amigos y en la noche en la intimidad de su casa a una bruja horripilante, o bien desearía tener de día a una hechicera y a una hermosa joven en la privacidad de su alcoba en la noche?

Sawain, como siempre tan noble, la dejó que eligiese la misma bruja. Escuchando esto la hechicera le dijo, que siempre sería una preciosa mujer tanto de día como de noche por haberle permitido ser la dueña de su vida y por respetarla como mujer.

El rey Arturo

Lata de sardinas

Lata de sardinas

Cuentan que un señor le compró una lata de sardinas a otra persona. Esta era una lata muy lustrosa y brillante como pocas suelen existir. Era de un bello color plata, con sus pulidas aristas, envuelta con muchos colores que atraía la atención de todas las personas que la veían. Era simplemente una lata.

El señor, quien era el dueño, presumía mostrándosela a los amigos y conocidos en las fiestas y reuniones. Finalmente ofreció ese pedazo lustroso de metal a uno de los que allí se encontraban, aquel que la observaba con ojos deseosos. “Como puedes ver, esta es la mejor lata de sardinas que existe, es muy hermosa y fuerte; pero sucede que en este momento necesito liquidarla. Como eres un allegado y muy conocido mío puedo vendértela en siete dólares, es un gran precio, puesto que me ha costado cuatro dólares hace poco tiempo”.

Con tanto artilugio el poseedor de la lata alababa insistentemente lo útil que era el anillo de apertura, la calidad del metal, la calidad de sus curvas y su envoltura tan colorida, que quien podía llegar a comprarla, se encontraba ante una única y excelente oportunidad. El señor que estaba ofreciendo la lata le aseguró al futuro comprador que se despojaba de ella con mucho dolor y solamente lo hacía porque necesitaba dinero de manera urgente.

De no ser por tal situación de apremio… ¿quién se desprendería de cierta joya? El que ofrecía la lata de sardinas se mostraba con cierta convicción que en caso de un apuro no dificultaría venderla por un valor mucho más alto. Eufóricamente el comprador entregó los siete dólares y se fue corriendo a mostrársela a sus vecinos y conocidos. “Como pueden ver es una lata especial; acabo de pagar siete dólares, pero se podría vender sin inconvenientes por el doble o quizás más”. Luego de esto le vendió la lata al primero que le entregó catorce dólares.

El último que la había comprado logró volver a venderla por 18 dólares. Luego el precio subió a 20 dólares. Avivada por la popularidad que logró conseguir la lata, se llegó a pagar treinta y cinco dólares, donde más tarde alguien ofertó setenta dólares por tanta fama que iba adquiriendo tal producto. Al final la cadena llegó a romperse por el eslabón más delgado.

El señor que la obtuvo por 70 dólares, a la lata de sardinas, terminó llevándola a su casa, llamó a toda su familia, los reunió alrededor de la mesa en un clima de esplendor y con cuidado depositó la lata en el lugar con más iluminación del salón. Procedió a abrir la lata descubriendo que solo poseía sardinas, peces color plata y sin cabeza, los cuales habían sido pagados como si fuesen de oro, a un precio exageradamente alto. El ingenuo adquirente fue en busca de quien le había vendido la lata y le pidió que le diese una explicación al respecto. Y la obtuvo. “Bien se sabía que la lata que has comprado no era para abrirla sino para venderla”

Moraleja:

Encontramos productos que si se venden más caros sólo poseen un determinado valor. En los mercados se encuentran muchas latas de sardinas que van de mano en mano. Debemos saber de manera precisa qué productos no son más que lindos envoltorios sin cierto valor y que productos esconden lo que verdaderamente valen o superan su calidad.

Tomado de Suite101

Lata de sardinas

Siempre para bien

Siempre para bien

Siempre para bien. Sucedía en cierto lugar que un rey al oír que en las cercanías de su reinado se encontraba un gran sabio, este envió a sus soldados para que lo trajesen ante él y así de esa manera convertirlo en su consejero permanente. El rey siempre lo llevaba consigo para consultarle sobre todos los acontecimientos que iban sucediendo en su reino a través del tiempo. El sabio siempre tenía un consejo principal que decía: “Todo lo que sucede es siempre para bien”. El rey, con el paso de poco tiempo se fue cansando de oír una y otra vez la misma cosa.

Al soberano le encantaba mucho la caza. Cierto día se encontraba cazando y en un descuido se pegó un tiro en el pié. Muy dolido el rey se acercó a su consejero, quien se encontraba siempre muy cerca de él, y así le pidió su opinión al respecto de lo que le había sucedido. El consejero lo miró y como siempre le dijo: “Todo lo que sucede es siempre para bien”.

Su majestad, presa de su dolor y con una cuota de indignación llamó a sus soldados y ordenó que al consejero lo llevaran a prisión.

Al anochecer el soberano se llegó hasta la cárcel para observar a su consejero y además para preguntarle que es lo que estaba sintiendo al estar en la prisión. Como era habitual, el consejero respondió: “Todo lo que sucede es siempre para bien”. Al volver a escuchar estas palabras el rey se sulfuró más y decidió que permaneciera en prisión su gran consejero.

Ya pasado un mes, nuevamente el rey salió de caza. Este fue adelantándose de las personas que lo acompañaban y al encontrarse solo, una tribu hostil lo capturó. Los indígenas lo trasladaron a su tribu y allí para los dioses sería este sacrificado. Estos nativos tenían sus tradiciones y una de ellas era que ofrendas solamente perfectas serían aceptables para los dioses y en esta situación el soberano era un excepcional espécimen.

Al día siguiente, se reunieron todos los indígenas y decidieron llevarlo para el sacrificio. Luego de revisarlo se encontraron con la cicatriz en el pié del rey, por lo tanto fue rechazado para ser sacrificado. Los nativos tomaron la decisión de soltarlo y su majestad salió corriendo hacia su reinado. En el camino se dio cuenta de lo que su consejero siempre le decía: “Todo lo que sucede es siempre para bien”.

El soberano al llegar liberó a su consejero y éste al sentir sus aventuras se alegró mucho porque de permanecer al lado del rey hubiese sido él al que hubieran sacrificado, puesto que carecía de imperfecciones.

Moraleja: En la vida no hay accidentes, coincidencias o buena o mala suerte. Todo aquello que nos sucede tiene un porqué y generalmente ocurre para el bien de todos. Alguien dijo: “lo que no me mata me fortalece”. Como así también: “No hay mal que por bien no venga”. Siempre para bien

Debemos enfocarnos siempre en lo bueno, en lo positivo y eso será lo que nos sucederá en nuestras vidas, atraeremos el bien.

Obtenido de Thomas Michael Powell

Siempre para bien

El kilómetro extra

El kilómetro extra

El kilómetro extra. Hace muchos años, en una noche muy tormentosa, un señor mayor junto a su esposa, ingresaron a un hotel muy pequeño que se encontraba en la ciudad de Filadelfia.

Ellos trataban de resguardarse de la intensa lluvia y además su intención era de pasar la noche allí en ese lugar. La pareja se acerca al mostrador y consulta:

¿Nos podría dar una habitación?

El conserje los miró con una calurosa sonrisa y atentamente les dijo:

Me van a tener que disculpar pero ocurre que en estos días se desarrollan 3 convenciones de manera simultánea aquí en Filadelfia y todos los cuartos, ya sean de nuestro hotel como así también de los demás, se encuentran todos ocupados. El kilómetro extra

El señor y su esposa quedaron muy angustiados porque les resultaba muy difícil a esa hora de la noche y con la copiosa lluvia llegasen a encontrar algún sitio donde poder resguardarse hasta el día siguiente.

El conserje al percibir la preocupación del matrimonio les dijo:

Sería muy cruel de mi parte dejarlos afuera con esta tormenta, si no es incómodo para ustedes y lo aceptan, puedo ofrecerles mi cuarto propio, yo podré arreglármelas en la oficina, allí hay un sillón.

La mujer y su esposo rechazaron la propuesta del empleado, pero este volvió a insistir de buena manera hasta que los convenció para ocuparan su cuarto esa noche. El kilómetro extra

Al día siguiente, cuando el señor se dirigió a abonar la factura, pidió de hablar con el conserje que lo había atendido en la noche y le dijo:

Su actitud me agradó mucho y le aseguro que serías en mi propio hotel el tipo de Gerente que yo poseería. Tal vez cierto día haga construir un hotel para devolverte de alguna manera el gran favor que nos has brindado.

El empleado como un cumplido tomó la frase y así de esa forma se despidió de manera muy amistosa.

Luego de unos años al conserje le llega una carta del señor, quien le recordaba aquella noche y junto con esta carta iba incluido un boleto de ida y vuelta a la ciudad de Nueva York para que lo fuese a visitar. El kilómetro extra

No desaprovechando la oportunidad que se le presentaba, el conserje no dudó en viajar y visitar gratis Nueva York concurriendo a la cita del señor.

Una vez allí, el señor lo trasladó a una esquina de la Quinta Avenida y la calle 34 y señalándole un gran edificio de rojiza piedra le comentó:

¡He construido este hotel para usted!

El empleado atónito y entre balbuceos le dijo al señor:

Me está cargando usted, ¿no es cierto?

Le aseguro que no es ninguna cargada, contestó con una amplia sonrisa el señor.

El señor William Waldorf Astor edificó el hotel Waldorf Astoria original, contratando a su primer gerente, el señor George Boldt, el conserje de aquella noche.

Seguramente George jamás imaginó que su vida cambiaría para siempre cuando realizó el kilómetro extra atendiendo al viejo Waldorf esa noche lluviosa.

El kilómetro extra

Niños de antes

Niños de antes

Niños de antes. Quisiera hacerte una pregunta. Tu de pequeño has vivido a finales de los años 60, en el trayecto de los 70, a inicios de los años 80 o tal vez de antes?…me puedes decir ¿Cómo has hecho para sobrevivir?

Te puedo contar que de pequeños transitábamos en coches que no poseían los cinturones de seguridad, ni tampoco los famosos airbag. Podíamos viajar en la parte trasera de una camioneta y ese paseo era algo muy especial y diferente.

Además, las cunas donde dormíamos estaban coloreadas con todas pinturas fabricadas con plomo. No existían tapas aseguradas contra niños en las botellitas de remedios, como así tampoco seguros en puertas, gabinetes. Niños de antes

Nunca usábamos casco cuando andábamos en bicicleta. En el jardín agarrábamos la manguera y de ahí bebíamos el agua, ni pensar de tomar agua embotellada.

Trabajábamos muchas horas armando nuestros carritos y todos aquellos que tenían la suerte de que en su barrio hubiese calles con pendientes, se tiraban hacia abajo y jamás acordarse de que no teníamos manera de frenar.

Luego de muchos choques contra las malezas fuimos aprendiendo a resolver tal inconveniente. Lo más importante es que nuestros choques eran contra la maleza y no con vehículos.

Jugar era nuestra gran alegría diaria, solo que cuando anochecía pronto debíamos regresar. Niños de antes

Asistíamos a clase hasta las doce y volvíamos a casa para almorzar.

No había manera que nos pudiesen localizar, puesto que no existía el celular.

Solíamos tener cortaduras, se nos aflojaba un diente, nos quebrábamos un hueso, pero no hubo nunca un juicio por estos percances. No había culpables y así de esa manera fuimos aprendiendo qué era la responsabilidad de cada uno.

Devorábamos el pan con manteca, los bizcochos, tomábamos gaseosas con contenido de azúcar y nunca engordábamos porque de una manera u otra estábamos siempre jugando afuera.

Cuando tomábamos una bebida lo hacíamos entre varios, tomando del pico de la misma botella y ninguno contraía enfermedad alguna y ni menos iba a morirse. Niños de antes

No existían los videos juegos, ni canales de televisión, ni video caseteras, ni computadoras, ni chats por Internet. La única manera de divertirnos eran nuestros amigos con los cuales salíamos a compartir el momento.

Caminábamos o íbamos en bicicleta hasta la casa de nuestro amigo, golpeábamos o tocábamos el timbre, o bien entrábamos sin golpear. Ahí los encontrábamos y nos íbamos afuera a jugar. Sí, afuera, en el mundo cruel, sin alguien que nos cuidase. No me explico como lo lográbamos. Niños de antes

Nuestros juegos eran palitos o pelotitas de medias y algún partido que se armaba no todos eran elegidos para participar y no sucedía nada extraño que llevara a traumarse.

No eran tan brillantes algunos estudiantes como sucedía con otros y cuando perdían un año, solo lo volvían a hacer. Nadie asistía al psicopedagogo, ni al psicólogo, solamente repetía el curso y obtenía otra posibilidad.

Poseíamos éxitos, fracasos, responsabilidades, libertad… y así fuimos aprendiendo a que todo es manejable. ¿En esa generación te has encontrado tú?

Niños de antes

El arco iris

El arco iris

El arco iris. Sucedió en cierto momento en que empezaron a pelear los colores del mundo. Cada uno de ellos decía que él era el mejor, el predilecto, el más útil, el de mayor importancia.

El color verde expresó, “Rotundamente soy el color de más importancia. Soy el símbolo de esperanza y de vida. Me escogieron para las hojas, el pasto y los árboles. De no ser por mi morirían todos los animales. Observen el campo y comprobarán que me encuentro en la mayoría de él.”

Algo apresurado, irrumpió el color azul, “La mayoría de ustedes tienen su pensamiento solo en la tierra, pero no dejen de tener en cuenta el mar y los cielos. Podemos decir que el agua es la base de la vida y se eleva hacia las nubes desde lo más profundo del mar. El cielo nos entrega su espacio, su serenidad, su paz, sin la cual todos ustedes no serían nada ni nadie.” El arco iris

En ese instante el amarillo comenzó a reírse, “Todos ustedes son muy serios. Siempre transporto la risa, satisfacción y calor hacia el mundo. Amarillo es el sol, amarilla es la luna, amarillas son las estrellas. Siempre que se observe un girasol, el universo entero comenzará a reír. No habría diversión sin mi.”

Próximamente empezó a tocar su trompeta el color naranja. “Como sabrán soy el color de la fortaleza y la salud. A veces puedo ser escaso, pero siempre precioso porque aprovecho las insuficiencias de la vida humana. Las vitaminas más importantes siempre llevo conmigo. Piensen en las naranjas, las zanahorias, los mangos, las papayas y las calabazas. No suelo andar merodeando por ahí en todo momento, sino cuando lleno el cielo a la salida y a la puesta del sol. Puedo decir que mi hermosura es tan notable que ninguno da otro pensamiento a ninguno de todos ustedes.” El arco iris

Ya no pudo aguantar más el rojo y de pronto gritó, “Entre todos ustedes yo siempre he sido el regente. Soy sangre, la sangre que da vida. El color de la valentía, ese soy yo. Por una causa, dispuesto estoy a pelear. El fuego lo traigo en mi sangre. De no existir, como la luna, la tierra estaría tan vacía. Soy el color del amor y de la pasión, la amapola y la rosa roja.”

Así el púrpura se alzó a su plena altura. Muy alto era y con gran pompa pronunció: “Soy el color del poder y de la realeza. Los jefes, obispos y reyes siempre me han preferido a mí, por ser el signo de sabiduría y de autoridad. No soy cuestionado por la gente, todos me escuchan y me obedecen. El arco iris

De esa manera todos los colores fueron alabándose, cada uno persuadido de su mismo predominio. La pelea se puso cada vez más intensa. Inesperadamente hubo un relámpago de brillante luz, tronó el trueno haciéndose oír con su retumbe.

Sin clemencia comenzó a caer la lluvia. Todos los colores tuvieron miedo y para confortarse se acercaron los unos a los otros. En medio del clamor, comenzó a hablar la lluvia.

“Todos ustedes tontos colores, riñéndose entre ustedes mismos, cada uno quiere ser dominante del resto. ¿Saben ustedes que cada uno fue creado con un especial propósito, diferente y único? Tómense de las manos y vengan conmigo.” Los colores hicieron como se les dijo, se unieron y así también unieron sus manos. Continuó la lluvia, “ de ahora en más cuando llueva, cada uno de ustedes se prolongará a lo largo del cielo formando un gran arco de color como un recordatorio de que todos ustedes unidos pueden en paz vivir. El arco iris es un símbolo de esperanza para el mañana.”

De esta manera, cada vez que una buena lluvia lava al mundo, y aparece en el cielo un arco iris, recordemos entre unos y otros de apreciarnos siempre.

El arco iris

Igual a papá

Igual a papá

Igual a papá. Este relato es para ponernos a pensar en lo referente a las prioridades de nuestra vida que nos van sucediendo a diario.

Roberto había nacido hacía pocos días, llegando al mundo de una manera muy normal, resulta que yo me encontraba de viaje… Me encontraba con muchas obligaciones, las que en esos momentos no podía dejar de atender.

Cuando yo menos lo esperaba, Roberto aprendió a comer y a su vez también a hablar. En esos momentos yo no me encontraba en casa… ¡Como está creciendo Roberto! ¡Como va pasando el tiempo! Igual a papá


Roberto me solía preguntar, a medida que iba creciendo:
¿Papá, algún día seré como tu? ¿Cuándo regresas a casa, papá?

Hijo, eso no puedo saberlo, pero ni bien vuelva podremos jugar juntos, ya verás.

Cuando cumplió sus diez años, me dijo:

Muchas gracias por la pelota que me has regalado papá, ¿Vienes a jugar conmigo?

En este momento no puedo hijo, tengo mucho que hacer.

De acuerdo papá, sé que otro día será.

Roberto se fue sonriendo y como siempre pensando y diciendo: “Yo quiero ser igual a papá

Roberto terminó sus estudios en la universidad, ya todo un hombre y le dije:

Roberto, estoy muy orgulloso de ti, porque no te sientas y conversamos un rato?

Hoy no puedo papá, tengo muchos compromisos. Me podrías prestar el coche para visitar y salir con amigos?

El día de hoy ya me encuentro jubilado y Roberto vive en otra parte. Decidí llamarlo y le dije:

¿Qué tal Roberto? ¿Cómo estás? Tengo muchas ganas de verte. Igual a papá

Sabes papá que me encantaría pero en estos momentos no tengo tiempo. Bien sabes, los niños, el trabajo…pero agradezco mucho tu llamada. Me agradó mucho escuchar tu voz.

Luego de colgar el teléfono comprendí que Roberto ya había conseguido lo que siempre quería… ser como su padre. Igual a papá

Muchas veces corremos detrás de cosas que pensamos que son las más importantes y nos olvidamos que debemos vivir la vida junto con nuestros seres queridos, como en el caso de los hijos que van creciendo y cuando muchas veces nos damos cuenta ya es muy tarde para querer vivir esos pequeños momentos con ellos o estar en los instantes en que nos necesitan.

Igual a papá



El tiempo irrecuperable

El tiempo irrecuperable

El tiempo irrecuperable. Podemos decir que la vida puede ser vivida, o bien convertirse en un verdadero simulacro.

Puede ser competitiva, puede ser serena.

Puede ser triste, puede ser alegre, pero siempre será irrecuperable.

Un poeta indio, llamado Rabindranath Tagore, solía decir: “Si en la noche te pones a llorar porque la luz del sol se ha ido, tus lágrimas no te dejarán observar las estrellas en el cielo” El tiempo irrecuperable

Todo ser humano que es eternamente insatisfecho, sufre cuando no tiene nada, pero también sufre cuando posee en demasía.

Su intención no es conservar sus bienes para disfrutarlos, sino más bien mantenerlos para ampliarlos.

En el momento en que se encuentra con una persona, su deseo es estar en presencia de otra.

Estando en alguna parte, quisiera estar en otra.

Si somos demasiado amados, nos sentiremos atosigados.

Si nadie nos ama, nos sentiremos desgraciados. El tiempo irrecuperable

En muchas ocasiones el valor obtiene lo que se ha perdido.

En muchas ocasiones lo largamente esperado llega a aburrirnos y desesperarnos.

¿Hasta cuando dejaremos escapar lo que estamos buscando y que así mismo dejaremos de disfrutar?

¿Hasta cuándo permaneceremos pensando que ya es tarde y que ya no tenemos otra posibilidad?

Aprendamos a vivir el momento, gocemos lo que tenemos hoy y jamás, pero jamás se nos olvide que el único tiempo que podemos llegar a perder es el que aún no nos ha llegado. El tiempo irrecuperable

Todo el resto es y será pasado, no continuemos perdiendo nuestro tiempo, porque es muy valioso.

John Lennon dijo: “La vida es lo que sucede mientras hacemos planes para el futuro”

Un proverbio chino: “El ayer es dinero gastado, el mañana es dinero por venir, por lo tanto utiliza el día de hoy que es dinero en efectivo”

Un proverbio árabe: “Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es de ti mismo”

El tiempo irrecuperable

Los sueños robados

Los sueños robados

Los sueños robados. En una ronda de niños, un señor contó la historia siguiente:

Un entrenador de caballos tenía un hijo, quien era un buen muchacho. El papá del joven vivía en la pobreza y era habitual que contara con apenas escasos recursos para poder mantener a toda su familia y mandar a la escuela a su hijo.

Cierto día en la escuela, permaneciendo el joven en su clase, el maestro le encomendó como tarea a todos los alumnos que escribiesen una meta que anhelaban alcanzar cuando llegasen a ser mayores. Esa noche el muchacho se quedó hasta altas horas escribiendo varias páginas de lo que él desea cumplir en su vida. Lo realizó todo con gran detalle, dibujando también el plano de todo el proyecto que tenía en su mente: su terreno, su casa, su granja, su ganadería y una serie de pequeñas metas que se proponía cumplir. En realidad había colocado todo en ese proyecto y al día siguiente con mucho orgullo fue hasta su maestro y se lo entregó. Los sueños robados

Pasado unos días, al regresar a la escuela como lo hacía habitualmente, vio junto a una nota que su gran trabajo había sido reprobado y que el maestro le pedía que lo viera luego de la clase. Con cierta tristeza el joven se llegó hasta donde estaba su profesor y le preguntó porqué había rechazado su trabajo.

Su maestro le contestó:

- Lo que has escrito en estas páginas es muy poco realista para ti. No tiene dinero, vienes de una familia que vive en la pobreza. Todo lo que quieres realizar no se puede lograr si no posees una gran cantidad de cosas, como así también mucho dinero. Deberías hacer la compra del terreno, comprar los animales de buena calidad para cría y además, el mantenimiento de todo eso genera muchos gastos. Sería algo que de ninguna manera podrías realizarlo. Luego de todo esto, el maestro le dijo: si te pones nuevamente y elaboras algo con cosas más realizables para tu situación, te daré la oportunidad de que revea tu trabajo -. Los sueños robados

De regreso a su casa, el muchacho pensó mucho sobre lo que su profesor le había dicho. En cierto momento le consultó a su padre que es lo que haría él ante tal situación. Su padre le contestó:

“Hijo mío, esto es algo en que la decisión está en ti, igualmente, creo que es una importante definición para tu persona, verdad?”

Por último, luego de una semana de tanta reflexión, el muchacho llevó y entregó el mismo trabajo, sin realizarle ningún cambio y le dijo al maestro:

“Profesor, usted podrá quedarse con mi mala nota, pero yo con mi sueño continuaré”. Los sueños robados

Terminando con la historia, el señor miró a los pequeños y les comentó:

“Les estoy contando esta historia porque es la historia de mi vida. Acá nos encontramos en la casa de mis sueños, dentro del lugar que siempre he soñado y puedo ver desde mi ventana todo el ganado que he logrado criar durante todos estos años. Enmarcada sobre la chimenea, se puede observar aquella tarea del colegio que aún conservo”.

Seguidamente comentó:

“La parte buena de esta historia fue que, hace pocos años atrás, el mismo maestro llegó con unos treinta y cinco niños a visitar mi casa” y me dijo, antes de retirarse:

“Este es un buen momento para decirte algo. Aquellos años en que era tu maestro, fui una especie de ladrón de sueños. En todos esos años, a los niños les fueron los sueños robados por mí. En cambio tú has tenido la suficiente fortaleza y convicción para no abandonar los tuyos”.

Jamás debemos dejar que nos roben nuestros sueños, de la misma manera, tampoco debemos robarles los sueños a los demás…

Los sueños robados