Historia de la cebolla
Historia de la cebolla. En una nación asiática, donde suceden tantas cosas preciosas y se fantasea despierto, había una huerta que creaba las complacencias de vecinos y peregrinos.
Las cebollas son verduras inmensamente valoradas por la persona a causa. de las combinadas aplicaciones que poseen para hacer más agraciada la vida. Ellas, humildes y sencillas, almacenan el secreto en su núcleo.
Las cebollas, seguidas de otras verduras tupidas y frescas, crecían en la huerta en donde los árboles frutales, con sus frutos límpidos y atenuados abrían el hambre al más sensato nazareno. Los vegetales que se desarrollaban abiertamente revestían la huerta, al tiempo que atesoraban su frescura. Los pajarillos con sus gorjeos colocaban la nota-clave para mejorar la compatibilidad del valle. Historia de la cebolla
Imprevistamente comenzaron a brotar cebollas exclusivas, cada una de una tonalidad, de una notoriedad y de unos brillos particulares.
Cerca de tan insólito cambio de las cebollas, los científicos se importaron por adivinar el secreto; y sus persistentes tareas dieron con él. Toda cebolla poseía en su núcleo una piedra admirable, origen de sus sugestivos y brillantes matices.
No se admitió esta vanidad de las cebollas. Se discurrió con la incompatibilidad, la afectación, la timidez de emergerse del común de las cebollas e incluso con variados riesgos. Historia de la cebolla
Las nobles cebollas debieron abandonar a su atractiva decoración.
Pasó por aquel lugar un ilustrado, era un ecologista, que conocía muy correctamente el idioma de las cebollas y habló con ellas. A todas les formulaba la misma duda.
¿Por qué escondes bajo numerosas capas lo más hermoso de tu ser?
Me han obligado a esta dureza. Comencé a colocar una capa, no la consideraba suficiente, coloqué la siguiente, asimismo no quedaba segura, puse la tercera, me pareció acertado el método y de esa manera fui sobreponiendo capas. Historia de la cebolla
Ciertas cebollas, las más retraídas, llegaron a tapar su núcleo hasta con 10 capas. Casi habían perdido la memoria de su apariencia antigua.
El sabio se lanzó a sollozar. La gente pensó que sollozar cerca de una cebolla a quien descubrimos el núcleo es de una emotividad admirable.
Así proseguiremos las personas, dejando caer las esferitas de nuestros ojos ante las cebollas, después que apartemos sus defensoras capas.
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