Un conferenciante comenzó su intervención mostrando un billete de 100 dólares y preguntando:- ¿Quién quiere este billete ?
Se levantaron varias manos, pero el conferenciante dijo:- Antes de dárselo, debo hacer una cosa. Lo arrugó con furia, y volvió a decir:- ¿Quién sigue queriendo este billete?
Las manos seguían alzadas.- ¿Y si hiciera esto? Lo tiró contra la pared, lo dejó caer al suelo, lo maldijo, lo pisoteó y, una vez más, mostró el billete, ahora sucio y arrugado. Repitió la pregunta, y las manos siguieron levantadas.
- No olviden nunca esta escena, añadió. Haga lo que haga con este dinero, continúa siendo un billete de 100 dólares.
A menudo en la vida nos arrugan, nos pisan, nos maltratan, nos injurian; sin embargo, a pesar de ello, siempre seguimos valiendo lo mismo.
2 comentarios:
Me encantó la moraleja y pienso que se nos maltrata, como seres humanos, más que a los billetes y nadie levanta la mano por nosotros, siquiera nosotros mismos, cuando se pregunta sobre el valor de nuestra dignidad como personas...
carlos
Mi bitácora
Solo alguien puede ver ese valor y es Dios Jw.org
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